La sequía en los viñedos
Hace tres años que no llueve. La sequía en los viñedos es una realidad. Los dos años anteriores salvamos la pluviometría por episodios puntuales de chubascos intensos. Sea como fuere, a pesar de las lluvias de este fin de semana, no tenemos humedad en la parte profunda del suelo. Las cepas están brotando gracias a las reservas de agua que tiene la propia planta. Nos encaminamos, si no llueve, a una producción escasa de uva.
La sequía es un tema que nos preocupa. La falta de lluvia y las temperaturas elevadas que la meteorología nos adelanta estos días pueden afectar negativamente a la producción de uva, como decíamos, pero también a la calidad de los vinos. En la bodega llevamos tiempo intentando adaptarnos a reducir las cantidades de agua que utilizamos sobre todo para la limpieza. Las restricciones aquí no serán un problema.
Sin embargo, en los viñedos la sequía puede afectar diferentes etapas del ciclo vegetativo de la planta y aquí ya no podemos hacer tanto en el corto plazo. Los efectos más inmediatos se notarán durante el crecimiento de la planta en estos próximos días. Puede disminuir el crecimiento de los brotes y que las hojas sean menores. La planta cuando pasa sed tiene que cerrar los estomas para evitar la pérdida de agua por transpiración, esto hace que se reduzca la fotosíntesis y, por tanto, no tenga tanta energía para hacer tejidos nuevos.
En los próximos meses si la cosa sigue así, afectará al tamaño de las bayas y en consecuencia a la calidad del vino, porque vamos a perder intensidad y aroma. ¡Si esto acaba pasando, poco podremos hacer y esperamos que no acabe pasando!
¿Qué estamos haciendo?
En el deporte de riesgo que es la viticultura, hace algunos años que intentamos avanzarnos a las premoniciones de calentamiento global. Por eso en un momento dado decidimos que plantar variedades locales era una forma eficaz de luchar contra la sequía. Las variedades locales están más adaptadas al medio, necesitan menos agua y por tanto aguantan mejor el clima seco y con viento del Empordà. Otra de las medidas ha sido podar con amor todas y cada una de las cepas, para que llegados a ese momento les fuera más fácil impulsar la savia hacia arriba y crecer.
En cualquier caso, ninguna de estas medidas será suficiente si traspasamos el umbral de calentamiento de 1,5 ºC que según la comunidad científica será el inicio de una serie de fenómenos meteorológicos extremos. En la bodega hemos intentado reducir al máximo la dependencia que tenemos de energía proveniente de fuentes fósiles, por eso hace ya un montón de años que tenemos placas solares para autoabastecernos. También hemos logrado reducir el peso de las botellas buscando cristal menos pesado y ahorrando algunos kilos en el transporte final de la mercancía. Probablemente todo esto sea sólo un detalle de lo que en los próximos años tendremos que hacer para seguir adaptándonos a los cambios que están por llegar. Para todo los demás solo nos queda encomendarnos a la sabiduría de la tierra.