¿Cómo ahorramos agua en el viñedo?
Este año afrontamos la peor sequía que hemos vivido en décadas. Enfrente tenemos la perspectiva de situaciones aún más críticas en los próximos años a causa del cambio climático. Te explicamos cómo ahorramos agua en el viñedo y cómo nos adelantamos a los cambios que vendrán.
El viñedo es un cultivo de secano, pero este año nos enfrentamos a una realidad crítica por la falta de agua. Las precipitaciones han disminuido drásticamente: este año han caído sólo 56 l/m² frente a los 554,32 l/m² anuales de un año normal. Si además sumamos las previsiones climáticas para los próximos años, debemos tomar decisiones ahora para que a largo plazo podamos asegurar la supervivencia de las plantas.
¿Qué estamos haciendo para ahorrar agua?
Una de las medidas que ya hace tiempo que llevamos a cabo es seleccionar variedades locales para realizar las nuevas plantaciones. Estas variedades se adaptan mejor al clima de la zona y por tanto necesitan menos agua. En nuestro caso, la variedad reina es la garnacha y otras variedades mediterráneas como la cariñena o el monastrell.
También hemos estado haciendo marcos de plantación más anchos, disminuyendo el número de plantas por metro cuadrado. Esto permite que las plantas puedan funcionar con una cantidad inferior de agua, optimizando su uso en situaciones de sequía.
Otra medida adoptada es la plantación de viñedos en vaso, ya que requieren menos agua en comparación con otros sistemas de cultivo. Aunque esta estrategia tiene sus efectos a muy largo plazo, es una inversión valiosa por los viñedos de mayor calidad.
Para mantener un control exhaustivo del agua utilizada, hemos instalado un sistema de riego que minimiza las pérdidas y optimiza el uso de agua en todo momento. Este sistema incluye una balsa de almacenamiento adicional para evitar la pérdida de agua por el canal. Además, se han colocado sondas a distintas profundidades del suelo para garantizar que el agua llegue de forma eficiente a las plantas, evitando así su desaparición en puntos concretos. Este sistema de riego focalizado y eficiente es clave para la supervivencia de las plantas en años como el que estamos viviendo.
Aunque ya se han producido episodios de sequía en el siglo pasado, los recientes datos sobre el incremento de la temperatura del mar y los modelos climáticos indican que es crucial actuar ahora para afrontar situaciones aún peores. Tenemos la certeza de que sólo hay una forma de actuar que es seguir comprometidos con ese legado que hemos heredado. A la tierra, le debemos la vida y nuestro sostiene. Todas las medidas para cuidarlo y preservarlo son imprescindibles para que nuestro trabajo tenga sentido.