La viticultura que la tierra se merece
La gestión integral del territorio requiere mucha observación, entender la tierra en sus circunstancias. En estos últimos años hemos visto que la viticultura que merece la tierra es sostenible, integrada y regenerativa. Una forma de hacer que nos confirma que sólo si trabajamos la tierra con amor y respeto podremos seguir sacando frutos.
El último incendio del mes de febrero, que quemó unas cuantas hectáreas de pastos y matorrales en el Cap de Creus, confirmó algo que hacía tiempo que intuíamos, pero que todavía no habíamos podido comprobar. Una gestión integral del territorio es la única forma que tenemos para que la acción humana vaya a favor de la biodiversidad.
En Catalunya la masa forestal no deja de crecer, por el abandono de pastos y tierras de cultivo. Tenemos grandes bosques y al mismo tiempo esto no siempre es sinónimo de una gran diversidad y sí, de mayor riesgo de incendios. Es una de las primeras cosas que aprendimos cuando empezamos a plantar viña en el Cap de Creus y planificábamos su distribución con los técnicos del Parque Natural del Cap de Creus. Era necesaria una gestión que favoreciera la biodiversidad de la zona, en especial la protección de zonas que eran y son hábitat de especies protegidas.
MIDMACC: investigación en viticultura, erosión y cambio climático
Por nuestra parte, la biodiversidad podía jugarnos a favor, lo intuíamos, Ahora lo sabemos. La convivencia de diferentes especies, algunas introducidas por la mano humana, como las vacas o el cernícalo pequeño, otras que están desde hace más tiempo de forma natural, ayuda a que el círculo virtuoso siga funcionando. Todo contribuye a la riqueza de los suelos y su preservación. De hecho, hemos continuado trabajando con estudios científicos y de investigación como el estudio MIDMACC del grupo de investigación CREAF de la UAB en el que se han analizado los diferentes factores que inciden en la vulnerabilidad de los suelos de media montaña, con especial atención al cambio climático y sus efectos. Esta semana hemos participado en unas jornadas organizadas por este grupo de investigación para explicar nuestra experiencia después del fuego de febrero y los resultados provisionales también van en esta dirección.
En definitiva, la viticultura que la tierra se merece debe tener en cuenta que forma parte de un sistema mucho más amplio que debe respetar. También las paredes de piedra seca construidas hace más de un siglo y reconstruidas ahora son parte del ciclo. También los viñedos, una parte más de todo este espacio gestionado de forma integrada, holística. Ningún elemento está de más, todos juegan a favor del territorio.