cambio climático

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En un verano que ha roto todos los récords históricos de cálidas temperaturas, la vendimia es una prueba de fuego. Los viñedos resisten, como pueden. La falta de lluvias ha hecho que las uvas estén sanas y no tengamos que sufrir por enfermedades fúngicas, pero las consecuencias de la sequía van mucho más allá.

Llevamos tres años acumulando una sequía extrema en el territorio. En los últimos tres años, la lluvia ha descendido a valores que están muy por debajo de la media. La falta de agua está poniendo a prueba la resistencia de las plantas hasta límites que nunca habíamos experimentado. Ahora ya constatamos la fatiga acumulada, los viñedos se encuentran en un estado de extremo agotamiento.

Las plantas siguen un ciclo que todos conocemos de hojas, frutos, reservas. Es decir, la planta pasa por diferentes fases en las que concentra su energía en las diferentes fases que después le permitirán seguir viviendo. Las hojas le ayudarán a producir azúcar, realizar la fotosíntesis y dar sus frutos. Una vez que los frutos hayan sido recogidos (o caído si no los recogemos) la planta se concentrará en reservar energía para la próxima primavera, cuando tenga que sacar hojas de nuevo. En estos tres años, las plantas han ido acumulando un estrés hídrico sin precedentes. Menos energía para hacer hojas se traduce en menos hojas, las uvas son cada vez más pequeñas, sus reservas de energía cada día más escasas y las plantas cada año un poco más débiles y con menos vigor.

Este año ha llovido a media vendimia, escasos 20 l. Esta lluvia cualquier otro año nos habría hundido, porque puede desequilibrar la salud de la uva. Este año, sin embargo, su salud es inmejorable, nuestro sufrimiento (¡y el de la planta!) va por otro lado. En primavera nos sorprendió que hubiera muchas flores sobre todo en variedades locales como el lledoner roig (garnacha roja) y el lledoner negre (garnacha tinta), que están más adaptados al clima del territorio. Las bayas que han salido han sido pequeñas y con pieles gruesas, intuimos que habrá poca producción y mucha concentración.

Esta vendimia es el resultado de los últimos tres años. Hoy sabemos que las maduraciones se han avanzado por el calor y la sequía. Nosotros seguimos cosechando, día a día. Veremos cómo termina.

Este año afrontamos la peor sequía que hemos vivido en décadas. Enfrente tenemos la perspectiva de situaciones aún más críticas en los próximos años a causa del cambio climático. Te explicamos cómo ahorramos agua en el viñedo y cómo nos adelantamos a los cambios que vendrán.

balsa de riego sequía espelt
Balsa aprovechamiento de agua de riego en Vilajuïga – Foto Espelt

El viñedo es un cultivo de secano, pero este año nos enfrentamos a una realidad crítica por la falta de agua. Las precipitaciones han disminuido drásticamente: este año han caído sólo 56 l/m² frente a los 554,32 l/m² anuales de un año normal. Si además sumamos las previsiones climáticas para los próximos años, debemos tomar decisiones ahora para que a largo plazo podamos asegurar la supervivencia de las plantas.

¿Qué estamos haciendo para ahorrar agua?

Una de las medidas que ya hace tiempo que llevamos a cabo es seleccionar variedades locales para realizar las nuevas plantaciones. Estas variedades se adaptan mejor al clima de la zona y por tanto necesitan menos agua. En nuestro caso, la variedad reina es la garnacha y otras variedades mediterráneas como la cariñena o el monastrell.

También hemos estado haciendo marcos de plantación más anchos, disminuyendo el número de plantas por metro cuadrado. Esto permite que las plantas puedan funcionar con una cantidad inferior de agua, optimizando su uso en situaciones de sequía.

Otra medida adoptada es la plantación de viñedos en vaso, ya que requieren menos agua en comparación con otros sistemas de cultivo. Aunque esta estrategia tiene sus efectos a muy largo plazo, es una inversión valiosa por los viñedos de mayor calidad.

Para mantener un control exhaustivo del agua utilizada, hemos instalado un sistema de riego que minimiza las pérdidas y optimiza el uso de agua en todo momento. Este sistema incluye una balsa de almacenamiento adicional para evitar la pérdida de agua por el canal. Además, se han colocado sondas a distintas profundidades del suelo para garantizar que el agua llegue de forma eficiente a las plantas, evitando así su desaparición en puntos concretos. Este sistema de riego focalizado y eficiente es clave para la supervivencia de las plantas en años como el que estamos viviendo.

Aunque ya se han producido episodios de sequía en el siglo pasado, los recientes datos sobre el incremento de la temperatura del mar y los modelos climáticos indican que es crucial actuar ahora para afrontar situaciones aún peores. Tenemos la certeza de que sólo hay una forma de actuar que es seguir comprometidos con ese legado que hemos heredado. A la tierra, le debemos la vida y nuestro sostiene. Todas las medidas para cuidarlo y preservarlo son imprescindibles para que nuestro trabajo tenga sentido.

Hace tres años que no llueve. La sequía en los viñedos es una realidad. Los dos años anteriores salvamos la pluviometría por episodios puntuales de chubascos intensos. Sea como fuere, a pesar de las lluvias de este fin de semana, no tenemos humedad en la parte profunda del suelo. Las cepas están brotando gracias a las reservas de agua que tiene la propia planta. Nos encaminamos, si no llueve, a una producción escasa de uva.

Viñedo brotando en Vilajuïga

La sequía es un tema que nos preocupa. La falta de lluvia y las temperaturas elevadas que la meteorología nos adelanta estos días pueden afectar negativamente a la producción de uva, como decíamos, pero también a la calidad de los vinos. En la bodega llevamos tiempo intentando adaptarnos a reducir las cantidades de agua que utilizamos sobre todo para la limpieza. Las restricciones aquí no serán un problema.

Sin embargo, en los viñedos la sequía puede afectar diferentes etapas del ciclo vegetativo de la planta y aquí ya no podemos hacer tanto en el corto plazo. Los efectos más inmediatos se notarán durante el crecimiento de la planta en estos próximos días. Puede disminuir el crecimiento de los brotes y que las hojas sean menores. La planta cuando pasa sed tiene que cerrar los estomas para evitar la pérdida de agua por transpiración, esto hace que se reduzca la fotosíntesis y, por tanto, no tenga tanta energía para hacer tejidos nuevos.

En los próximos meses si la cosa sigue así, afectará al tamaño de las bayas y en consecuencia a la calidad del vino, porque vamos a perder intensidad y aroma. ¡Si esto acaba pasando, poco podremos hacer y esperamos que no acabe pasando!

¿Qué estamos haciendo?

En el deporte de riesgo que es la viticultura, hace algunos años que intentamos avanzarnos a las premoniciones de calentamiento global. Por eso en un momento dado decidimos que plantar variedades locales era una forma eficaz de luchar contra la sequía. Las variedades locales están más adaptadas al medio, necesitan menos agua y por tanto aguantan mejor el clima seco y con viento del Empordà. Otra de las medidas ha sido podar con amor todas y cada una de las cepas, para que llegados a ese momento les fuera más fácil impulsar la savia hacia arriba y crecer.

En cualquier caso, ninguna de estas medidas será suficiente si traspasamos el umbral de calentamiento de 1,5 ºC que según la comunidad científica será el inicio de una serie de fenómenos meteorológicos extremos. En la bodega hemos intentado reducir al máximo la dependencia que tenemos de energía proveniente de fuentes fósiles, por eso hace ya un montón de años que tenemos placas solares para autoabastecernos. También hemos logrado reducir el peso de las botellas buscando cristal menos pesado y ahorrando algunos kilos en el transporte final de la mercancía. Probablemente todo esto sea sólo un detalle de lo que en los próximos años tendremos que hacer para seguir adaptándonos a los cambios que están por llegar. Para todo los demás solo nos queda encomendarnos a la sabiduría de la tierra.

Mas Marès és una finca agrícola situada al Parc Natural del Cap de Creus. El nostre objectiu en aquestes vinyes no només és treure’n un bon vi, sinó també generar Espais Agraris d’Alt Valor Natural. En els darrers vint any que fa que gestionem aquestes terres, hem fet tot el possible perquè l’agricultura i la natura treballin juntes per crear un paisatge harmònic i sostenible.


Des del primer dia que vam començar a treballar aquí, el 2003, teníem clar que havia arribat a les nostres mans un lloc singular, un balcó al mar, unes vinyes que s’hi aboquen amarant-se de salins i tramuntana, però també una terra plena d’història. Som conscients que hem d’honorar el llegat que la terra ens ofereix, és d’on traiem els fruits més preuats per viure, l’oli, el pa, el vi, l’aigua. Tenim un únic compromís: treballar la terra respectant-la.

Els orígens

Mas Marès està envoltat de monuments megalítics que daten de fa més de cinc mil anys, com el menhir dret a l’entrada de la finca que ens agrada saludar cada cop que venim a veure les vinyes. La terra, les pedres, han estat aquí molt abans que nosaltres i hi continuaran sent quan nosaltres ja no hi siguem. Des del megalític, les mans dels homes i les dones que han treballat aquesta terra han anat configurant el paisatge que avui veiem. La nostra responsabilitat és continuar treballant-la amb la màxima cura, per preservar-ne el paisatge i els ecosistemes de tots els seus habitants.

Abans d’arribar fins aquí, però, cal dir que el paisatge ha patit molts canvis. Les vinyes han format part del paisatge del Cap de Creus des de l’arribada dels grecs. Ara bé, va ser amb l’establiment del monestir de Sant Pere de Rodes, fa mil anys, que es va iniciar la substitució gradual de la vegetació natural per conreus en feixes sostinguts per parets de pedra seca. Això va comportar la construcció de centenars de quilòmetres de feixes i cabanes arreu del massís i la substitució de la vegetació existent, essencialment suredes, per un monocultiu de vinya.

Més tard, amb l’arribada de la fil·loxera, el s. XIX, les vinyes es van abandonar quasi totalment i la vegetació natural va anar recolonitzant el territori. La brolla —vegetació arbustiva baixa, que reneix després dels focs— va ser una de les plantes que va guanyar més terreny.

paret de pedra seca

Un mosaic agroforestal d’alt valor natural

En els últims vint anys, hem intentat recuperar tots aquests elements fins conformar un mosaic agroforestal d’alt valor natural. Primer, intentem que la brolla formi illes entre les diferents vinyes, que serveixen de refugi i lloc de nidificació a diverses espècies que utilitzen les vinyes per alimentar-se. Amb la florida de les estepes, farigoles i caps d’ase a la primavera, i dels brucs a l’hivern, els insectes pol·linitzadors hi troben aliment.

Tot al voltant de la zona on són les vinyes hi ha espais oberts, espais de brolla molt esparsa o prats secs pasturats per les vaques que baixen del Pirineu cada tardor fins la primavera. Aquestes pastures tenen un alt valor ecològic, ja que hi viuen plantes específiques, hi ha abundants insectes i proveeixen llavors que són aliment dels ocells.

En segon lloc, recuperem tant parets de pedra seca, com els suros, les zones de vegetació primigènia i més vulnerable. Per tal de conservar aquests suros, estassem de brolla del sotabosc. Això ajuda que hi hagi zones d’ombra i també zones aptes per a la pastura de les vaques durant uns mesos de l’any.

En aquests ambients oberts, adevesats, hi creixen plantes especialitzades i delicades, com ara diverses espècies d’orquídies, i són també refugi d’insectes i els seus predadors. Als suros hi fan niu alguns ocells, i molts d’altres els fan servir de talaia des d’on canten o espien les seves preses. També a les parets de pedra seca, que n’hem recuperat més de 3.000 m, hi troben refugi entre les seves escletxes molts animals —invertebrats, rèptils, amfibis i petits mamífers—. A més, ajuden a retenir l’aigua i evitar l’erosió dels sòls, per tant ajuden a mantenir l’ecosistema natural al voltant de les vinyes.

mosaic

Un tallafoc natural

Tot plegat conforma una franja resistent i protectora contra els focs forestals, que són part també d’aquest paisatge. El paisatge conreat i pasturat de Mas Marès actua com a franja de seguretat i protecció cap a la zona urbanitzada de Roses. El conreu ajuda a crear un tallafoc natural, amb poca càrrega de combustible i ajuda a tenir més eines per dominar-lo millor, i aturar-lo. Tal com vam poder comprovar a l’incendi del febrer de 2022.

Totes aquestes actuacions fan de Mas Marès un espai divers i afavoreixen la flora i la fauna salvatges, elements essencials per al manteniment d’un paisatge en mosaic d’alt valor. Amb tota aquesta feinada que portem a cap dia a dia, aconseguim un vins de gran qualitat i sentir que estem cuidant la terra amb la cura que es mereix, amb el compromís que tenim per preservar-la.

¡Empezamos la vendimia! El calor, la sequía, los jabalíes y todas las variables que conocéis hacen que este año sea especial. La vendimia se adelanta unos días y ya hemos empezado a recoger las variedades del llano y también la garnacha gris de Mas Marès.

Llega agosto, los días son más cortos y parece que el calor nos da una tregua, al menos por las noches. Sin embargo, las altas temperaturas del mes de julio y la sequía que sufrimos –no llueve con fuerza desde hace muchos meses– han hecho que excepcionalmente este año hayamos tenido que adelantar la vendimia una semana.

Decimos excepcionalmente, pero sabemos que esta realidad puede ser la tónica general en los años venideros. El cambio climático es imparable y sentimos que debemos adaptarnos lo mejor que podamos. Avanzar en una gestión integrada del territorio, que tenga en cuenta la climatología, la conservación de los suelos y el frágil equilibrio de los ecosistemas favorecerá que podamos sacar frutos también en el futuro. Por eso, desde que iniciamos el proyecto de Mas Marès, decidimos que haríamos todo lo posible para preservar el legado que como humanos hemos recibido de la naturaleza. Suelos cerca del mar, con arbustos bajos, alcornocales y ahora también viñedos que favorecen el control y la protección de especies únicas del Cap de Creus.

En estas tierras es donde Anna Espelt desarrolla su proyecto más personal. Hace unos años plantamos garnacha gris, con injertos de las viñas viejas de Rabós. Esta semana es la uva que empezamos a cosechar, una variedad local de garnacha que es rosada. Plantar variedades locales es, desde hace un tiempo, la decisión más adecuada a nuestro terroir: están más adaptadas al territorio y por tanto necesitarán menos agua y aguantarán el viento.

Variedades empordanesas, terroirs únicos y una vendimia que apenas empieza. ¡Feliz vendimia a todo el mundo!

El pasado viernes Anna Espelt estuvo en el programa especial de El Món a Rac1 desde Llançà. Con Anna Vallhonesta charlamos de viticultura, de lo que hemos aprendido y de todo el trabajo que nos queda por hacer.

Anna Espelt el món a rac 1
Anna Espelt en El Món a Rac1

Siempre nos gusta poder explicar nuestro trabajo. Nuestra tierra, el mar y la montaña, es lo que nos define y lo que marca los vinos del Empordà. Explicarnos y narrar el territorio es hablar de nuestros vinos y entenderlos un poco más. Hicimos un repaso al porqué de la gestión integral entre parques naturales y viñedos, de cómo nos las ingeniamos para favorecer la biodiversidad en las tierras que cultivamos y también del mar, la tramontana y el sol. Tres rasgos característicos que nos acompañan y definen nuestros vinos.

Podéis recuperar la entrevista y decirnos qué os ha parecido en los comentarios.

Ligeramente antes que otros años, los viñedos comienzan a enverar. El cambio de color de las uvas se da cuando comienza la última fase de maduración del fruto. Cuando la vid envera toca esperar y contemplar todos los colores.

Garnacha enverada

El año pasado os explicábamos las pequeñas diferencias en el tiempo de envero de los diferentes terruños que cuidamos. Estamos seguras de que este año la progresión de envero desde los terruños en el llano hasta los de más altitud será similar a grandes rasgos.

Sin embargo, las altas temperaturas de estos días y la falta de lluvia, nos hacen sospechar que todo el proceso de maduración se está avanzando ligeramente. Conscientes de que detener el cambio climático no está en nuestras manos, intentamos estudiar cuáles son los cambios bruscos que la emergencia climática está provocando. Las conclusiones a las que llegamos es que las variedades locales son más resilientes a las altas temperaturas, a la sequía, al viento. Por tanto, también son las que con menos esfuerzo podrán vivir felices en nuestros terruños.

El envero llega, poco a poco, pero de forma uniforme. El trabajo viticultor está hecho, de momento. Ahora que la vid envera sólo queda esperar a que todo siga su curso y en pocas semanas poder cosechar estos frutos sabrosos.

Des que el 2004 vam començar a plantar vinya a Mas Marès, al Cap de Creus, sabíem que volíem respectar al màxim l’ecosistema existent i fins i tot aportar-li més riquesa. Us expliquem què és el mosaic i com el treballem a Mas Marès fins crear el que s’anomena tècnicament un sistema agrari d’alt valor natural.

Ja fa quasi vint anys que vam comprar les vinyes de Mas Marès. De seguida ens vam posar en contacte amb el Parc Natural del Cap de Creus per treballar conjuntament en la gestió d’aquell tros de territori. Les vinyes estarien inserides en un espai natural que estimem, calia fer-ho bé. A més, conscients que la mà dels ésser humans hi ha estat present des de fa milers d’anys (dòlmens i menhirs ho certifiquen) calia una gestió integrada de totes les terres.

Mas Marès i tot el Cap de Creus és un paisatge que meravella a tothom que ens ve a conèixer. Darrere de la bellesa hi ha sí o sí una gestió, imprescindible. El 2004 amb l’ajuda de Xavi Vilavella, tècnic del Parc Natural en aquell moment, i de l’Anna Sanitjas, enginyera forestal que va fer el projecte tècnic de gestió i millora forestal, vam idear la distribució del mosaic a Mas Marès. El pla de gestió de les terres tenien i tenen en compte uns objectius compartits:

  • prevenció d’incendis forestals
  • augment progressiu de la biodiversitat
  • protecció de les espècies en perill d’extinció
  • eliminació de plantes invasores

Els elements del mosaic de Mas Marès

El mosaic o sistema agrari d’alt valor natural fa el territori més resilient al canvi climàtic, als incendis, i li aporta més capacitat per nínxols ecològics, per tant més biodiversitat. Les quatre unitats del mosaic de Mas Marès, al Cap de Creus, estan distribuïts estratègicament en quatre unitats que es retroalimenten creant un cercle virtuós, un ecosistema equilibrat:

  • pastures: s’han mantingut les velles, amb les vaques, i se n’han anat creant de noves, desbrossant. Són a la part Nord i per tant la zona més exposada a perills com el foc
  • vinyes i oliveres: amb coberta vegetal verda a la tardor, hivern i primavera. A l’estiu es treballen les zones que limitem amb el matollar, per a fer de tallafocs.
  • suredes: regenerar aquests espais és clau, són ecosistema madur, evolucionat en aquesta zona, perquè sempre n’hi ha hagut. Hem mantingut les que hi havia, hem netejat el sotabosc mantenint els plançons
  • zones sense intervenció: a l’extrem sud, és on hi ha els ecosistemes més establerts. Els deixem que evolucionin de forma natural cap a ecosistemes més madurs a nivell de diversitat. Interessa protegir-los al màxim.

Les zones es distribueixen en funció de la vulnerabilitat de l’ecosistema que volem protegir. En el cas del mosaic de Mas Marès, la zona Nord és clarament la zona més exposada a incendis i per tant a pèrdues. Per tenir un mosaic equilibrat és imprescindible la cura de totes les unitats que requereixen intervenció. Si ho voleu escoltar en paraules de l’Anna Espelt us recomanem aquest episodi de Bar de Vins.

En plena vendimia observamos las viñas. Han llegado hasta aquí, con todas sus fuerzas, a pesar de la sequía, a pesar del viento, a pesar del riesgo de incendio impertérrito de este verano. Nos sentimos muy agradecidas de poderlas trabajar y cosechar sus frutos y también de poderlas cuidar.

Las cubiertas vegetales están amarillas, el color de la paja domina, si no fuera por las hojas y, abajo, la uva que ahora cosechamos, diríamos que la tierra así no puede dar frutos. Las plantas nos enseñan la adaptación lenta hacia condiciones climáticas que cambian, la resiliencia es su manera de vivir más auténtica. Nuestra obsesión es ponerles fácil su futuro, creando espacios para que el agua no se lleve los suelos, rehaciendo los muros de piedra seca, utilizando el riego de goteo muy ocasionalmente.

Continuamos la vendimia ????

Desde que sabemos que el cambio climático es casi irreversible y que de hecho el mundo se encuentra en una emergencia climática cuyo alcance todavía no somos del todo conscientes, no dejamos de preguntarnos qué podemos hacer para adaptarnos o amortiguar-lo.

El proyecto de investigación MIDMACC, del programa europeo Europa Life, ya hace más de un año que trabaja en nuestros viñedos para encontrar respuestas a una pregunta que nos hacemos a menudo: estamos haciendo todo lo que podemos para amortiguar el cambio climático? Los viñedos de media montaña, como las que tenemos en Mas Marés, pueden ser una buena herramienta para evitar la erosión y por tanto influir en las consecuencias del cambio climático. Los investigadores han colocado unas pequeñas máquinas en los viñedos para saber cómo se mueve el agua en nuestros viñedos, porque esto nos da pistas sobre la erosión de los suelos. Estos datos nos ayudarán a determinar cuáles son las diferencias, a nivel ambiental, entre trabajar en vaso o en espaldera, por ejemplo.

Recoger datos es una manera muy sutil de abrir una ventana al futuro. Esperamos poder ir explicándoos todos sus frutos.